La educación es imprescindible para el ser humano, así como
también lo es la convivencia social, ya que son los dos factores que el hombre
necesita para aprender.
Los seres humanos no somos únicos, el intercambio con otras
personas hace posible nuestra condición. Además tampoco somos iniciadores, ya
que desde que nacemos pasamos a formar parte de una sociedad ya formada.
La función de enseñar esta tan aceptada en la sociedad
actual que parece que cualquiera es capaz de enseñar. Esto contribuye al
desprestigio de los maestros. Hoy en día en España, como en algunos otros
países, existe un menosprecio hacia la figura del docente a la vez que se
responsabiliza a la escuela de corregir vicios e insuficiencias culturales. A
las instituciones educativas se les responsabiliza de todos los problemas
relacionados con la juventud. Sí es cierto que la escuela tiene la oportunidad
de prevenir malas costumbres, sin embargo, a los maestros de la primera
enseñanza que, según la sociedad, tienen esa función tan importante, se les
desprestigia y se especula que son personas que no tienen suficiente capacidad
como para dedicarse a otro oficio que requiera formación universitaria mas
difícil.
Sin embargo, según las comunidades van evolucionando
culturalmente, los conocimientos se van haciendo más abstractos y complejos,
por lo que es difícil o imposible que una sola persona entienda de todos los
conocimientos de modo suficiente para enseñarlos. A la vez aumenta el número de
opciones profesionales especializadas que no pueden ser aprendidas en el hogar
familiar.
Un ejemplo de lo importante que es la consideración de la
figura del maestro por parte de la sociedad podemos observarlo en la historia
de España, los republicanos consideraban la educación como eje de la
regeneración social, motivo por el cual los franquistas llevaron a cabo una
represión tan dura con los profesores de la República.
Después de todo esto, concluimos que la enseñanza se lleva a
cabo en todos los lugares y por parte de todas las personas, de una manera formal
o, otras veces, espontanea. Pero siempre de forma deliberada y coactiva.
John Passmore afirma que la enseñanza nos adiestra en
ciertas capacidades cerradas (funcionales o sofisticadas) que son
extremadamente útiles e incluso imprescindibles para la vida diaria. Existen
otras capacidades, las abiertas que se adquieren de forma gradual e incluso
pueden llegar a no dominarse por completo, es decir, nunca se deja de aprender
sobre ellas. En este último grupo de capacidades se encuentra la habilidad de aprender,
quizás la más necesaria y humana de todas ellas. Por eso se puede decir que la
educación es una capacidad abierta, mientras que la instrucción se centra en
capacidades cerradas, básicas e imprescindibles pero no suficientes.
Por último hablaremos del curriculum oculto, el cual
contempla no solamente lo referido al currículo oficial, sino también en la
estructura de las relaciones sociales en el contexto educativo, por lo que al
fin y al cabo termina siendo el curriculum operante.
Para terminar, me gustaría destacar que la educación no
avanza y no avanzará si no se prioriza la inversión en recursos en la enseñanza
básica, mientras las instituciones y la sociedad no se interesen verdaderamente
por ella. Actualmente cuanto mayor es el nivel educativo, mayor es el prestigio
social del maestro; con ello se consigue que los maestros más capacitados
abandonen la educación básica y con ello se favorece el refuerzo de estos
prejuicios. No podemos contribuir a una mejora de la educación si
responsabilizamos únicamente a los políticos. La tarea de educar tiene límites
y solo cumple una parte de sus propósitos, pero no por ello se debe renunciar a
invertir y contribuir en su mejora.
“La educación es valiosa y válida, pero también es un acto
de coraje y valentía humana.”
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